el miedo
Una mañana, nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula.Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado:jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.
el mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en las costas de Colombia, pudo subir al alto cielo.A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, dede allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso - reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todos los demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
El sistema
Los funcionarios, no funcionan.
Los políticos hablan, pero no dicen.
Los votantes votan, pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza, enseñan a ignorar.
Los jueces, condenan a las víctimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente, está al servicio de las cosas.
Y yo? según yo?
Soy un fuego loco, violeta, con miedo a las libertades que aparecen y se esconden, sumida en un sistema que entiendo poco, pero que juro que a ratos cambio, con la sonrisa de mi hijo, con las palabras de mis cabros, con tus ojos, con las conversaciones con mis amigos, con los recuerdos atesorados, con los sueños forjados...