
Independiente de lo agotador que sea mi día, de lo bien o mal que lo esté pasando, al esconderse el sol, Valparaíso se ve más lindo que nunca. Infinitas luces iluminan sus grandes cerros, la bahía aparece negra e interminable, con un par de barcos dejando el puerto o bien llegando... De pequeña me instalaba en las ventanas a ver el paisaje iluminado, y pensaba en cuántas historias se estaban tejiendo tras esos destellos... Es una de las pequeñas cosas que me hacen feliz...
Tb disfruto:
Caminar sobre las hojas secas en otoño
Caminar bajo la lluvia sin paraguas
Mirar el mar de cerca, maravillada como una forastera
Soplar los "viejito pascuero", esas flores blancas silvestres que crecen en primavera...
La sonrisa de
Nicolás... o verlo dormir...
Ver, una vez más, una de mis películas favoritas...
Escuchar una bella canción
Bailar!
Hay una playa, en la Avenida Altamirano, que en vez de arena en su orilla, tiene grandes piedras. El oleaje las mueve, y ese sonido, es muy agradable. Como me dijo
Valparaisina: "es como si cantara el mar". Cuando llueve, el sonido es tanto mejor, la marea sube y se puede sentir la sal del mar furioso... No hay mejor paseo que ése para mí... a solas...
Encantarse con la soledad, descubrir los ángeles tras los demonios que se espantan, disfrutar lo cotidiano. Con la complejidad de lo simple...